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Si observas un secador, verás que en la parte de delante, por donde sale el aire, tiene una rejilla. Los secadores profesionales la suelen llevar de material de acabado cerámico. La cerámica es un material natural que soporta muy bien altas temperaturas. Tiene una gran capacidad de transmitir homogéneamente el calor. Por último, evita el “efecto frizz” al generar iones negativos.

Todo secador profesional dispone de un botón de regulador de velocidad y otro de temperatura, así como un tercer botón de aire frío. Este botón se usa para fijar la forma del pelo que estamos dando con el cepillo. Aplicamos calor y le damos un chorro de aire frío, así el pelo y los rizos y las formas son más duraderas.

La potencia recomendada para un secador profesional es de 2000 o 2200 watts. Mayormente son ligeros, de gran potencia y suelen tener cable de una longitud de más de 2,50m para manejarlo bien. Es recomendable que su diseño sea compacto entre 19 cm y 21 cm y con un mango ergonómico. Su peso debe ser equilibrado para un uso más cómodo.

Los mejores secadores profesionales, disponen de tecnología iónica. Estos secadores emiten iones negativos que junto con el calor despedido por el secador, rompen el agua que contiene el pelo en micro moléculas. De esta manera una parte del agua se evapora y los iones, junto con los vapores, sellan las escamas de la parte externa del pelo, dejando el pelo más brillante y suave.

Un secador profesional debe estar fabricado con una carcasa de policarbonato anti-rotura. Esto aumenta la flexibilidad de la estructura por lo tanto hace que si se nos cae el secador al suelo, no se nos rompa. En las peluquerías, durante la vida útil de un secador, se caen al suelo innumerables veces, y casi nunca se rompen por este hecho.